sábado, 27 de abril de 2019

El Paquete de Galletas



Una noche estaba una mujer en un aeropuerto esperando varias horas antes de que partiera su propio vuelo. Mientras esperaba compró un libro y un paquete de galletas para pasar el tiempo. Buscó asiento y se sentó a esperar. Estaba muy absorta leyendo su libro, cuando de repente notó que el joven que se había sentado a su lado estiraba la mano, con mucha frescura agarraba despreocupadamente del paquete de galletas que estaba entre ellos y comenzaba a comerlas, una a una. No queriendo hacer una escena ella trató de ignorarlo. Un poco molesta la señora comía las galletas y miraba el reloj, mientras que el joven ladrón de galletas, sin vergüenza casi también se las estaba acabando. La señora se empezó a irritar más y pensaba para sí misma:

"Si no fuese yo tan buena y educada, ya le hubiera dejado un moretón en el ojo a este atrevido".

Cada vez que ella comía una galleta, él también se comía otra. El diálogo de sus miradas continuaba cuando se quedaba una, se preguntaban quién lo haría. Con suavidad y con una sonrisa nerviosa, el joven alargó la mano, tomó la última galleta, la partió en dos y le ofreció la mitad a la señora mientras se comía la otra mitad. Ella tomó media galleta bruscamente de su mano y pensaba:

"¡Qué hombre más insolente! ¡Qué mal educado! ¡Ni siquiera me dio las gracias! Nunca antes había conocido a alguien tan fresco..."

Suspiró con ansias cuando su vuelo fue anunciado. Tomó sus maletas y se dirigió a la puerta de embarque rehusándose a mirar en dirección en donde estaba sentado aquel ladrón ingrato. Después de haber abordado el avión y de estar sentada confortablemente, buscó otra vez su libro que ya casi había terminado de leer. Al buscar su libro dentro su bolsa se quedó talmente sorprendida cuando encontró el paquete de galletas casi intacto.

"Si mis galletas están aquí", ella pensó y apesadumbrada, "las otras eran suyas, y trató de compartirlas conmigo."

Demasiado tarde para pedirle disculpas al joven, se dijo lenta con mucho pesar, que ella había sido la insolente, la mal educada, la ladrona y no lo sabía



sábado, 20 de abril de 2019

El Valor de la Mujer



Un forastero que andaba en busca de las cosas divinas le preguntó al Maestro cómo podría, cuando regresara a su país, distinguir entre un verdadero maestro y uno falso.

El Maestro le dijo:
—El bueno propone prácticas; el mal maestro propone teorías.
—Pero, ¿cómo podré distinguir entre una práctica buena y una práctica mala?
—Del mismo modo que un agricultor distingue entre un cultivo bueno y un cultivo malo.


sábado, 13 de abril de 2019

No discutas con los niños



Una niñita le estaba hablando de las ballenas a su maestra. La profesora dijo que era físicamente imposible que una ballena se tragara a un ser humano porque aunque era un mamífero muy grande su garganta era muy pequeña. La niña afirmó que Jonás había sido tragado por una ballena.

Irritada, la profesora le repitió que una ballena no podía tragarse ningún humano; físicamente era imposible. La niñita dijo:

—Cuando llegue al cielo le voy a preguntar a Jonás.
La maestra le preguntó:
— ¿Y qué pasa si Jonás se fue al infierno?
La niña le contestó:
—Entonces le toca a usted preguntarle.

""""""""""""""""""""""""""""""""""""""

Una maestra de Jardín Infantil estaba observando a los niños de su clase mientras dibujaban. Ocasionalmente se paseaba por el salón para ver los trabajos de cada niño. Cuando llegó a donde una niñita trabajaba diligentemente, le preguntó qué estaba dibujando. La niña replicó:

—Estoy dibujando a Dios.
La maestra se detuvo y dijo:
—Pero nadie sabe cómo es Dios.
Sin pestañear, y sin levantar la vista de su dibujo, la niña contestó:
—Lo sabrán dentro de un minuto.

""""""""""""""""""""""""""""""""""""""

Una honesta niña de siete años admitió calmadamente a sus papás que Luis Miguel la había besado después de la clase.

— ¿Cómo sucedió eso?, preguntó asombrada su mamá.
—No fue fácil, admitió la pequeña señorita, pero tres niñas me ayudaron a agarrarlo.

""""""""""""""""""""""""""""""""""""""

Un día una niñita estaba sentada observando a su mamá lavar los platos en la cocina. De pronto notó que su mamá tenía varios cabellos blancos que sobresalían entre su cabellera oscura. Miró a su mamá y le preguntó inquisitivamente:

—¿Por qué tienes algunos cabellos blanco, mami?
Su mamá le contestó:
—Bueno, cada vez que haces algo malo y me haces llorar o me pones triste, uno de mis cabellos se pone blanco.

La niñita digirió esta revelación por un rato y luego dijo:
—Mami, ¿por qué TODOS los cabellos de mi abuelita están blancos?

""""""""""""""""""""""""""""""""""""""

Un niñito de tres años fue con su papá a ver una camilla de gatitos recién nacidos. De regreso a casa, le informó apresuradamente a su mamá que había dos gatitos y dos gatitas.

— ¿Cómo supiste? —le preguntó su mamá.
—Papá los levantó y miró por debajo —replicó el niño—. Creo que allí tienen la etiqueta.

""""""""""""""""""""""""""""""""""""""

Todos los niños habían salido en la fotografía y la maestra estaba tratando de persuadirlos a cada uno de comprar una copia de la fotografía del grupo.

—Imagínense qué bonito será cuando ya sean grandes todos y digan: allí está Catalina, es abogada; o también ese es Miguel, ahora es doctor.

Sonó una vocecita desde atrás del salón:

—Y allí está la maestra. Ya se murió.



lunes, 8 de abril de 2019

Doris DeFazio & Cosmo DeFazio



Lamentablemente vivimos en tiempos en los que muchas de las personas mayores tienen que vivir en soledad. Es fácil perder el contacto con viejos amigos, cada vez más amigos dejan la vida en la tierra, y los familiares vienen cada vez menos de visita, ocupados con sus propias familias.

Es realmente triste y por lo tanto me alegra cuando leo sobre las personas que hacen justo el contrario, brindando recuerdos bonitos a los mayores hasta sus últimos días.

Un ejemplo de ello es estabonita historia sobre Angi Grippo y su familia, una historia que todos deberíamos leer.

Cuando Angi Grippo creció, era una niña que vivía justo en frente de sus abuelos maternos. Le encantaba pasar tiempo con ellos, les visitaba frecuentemente y muchas veces iba corriendo a su casa para dormir en su cama.

Pasaron los años y de adulta Angi se mudó a otra ciudad que quedaba 15 horas de sus queridos abuelos, allí conoció a su novio, Toby.

Sin embargo, no le impedía mantener el contacto con ellos por teléfono y así hablaron todos los días.

Un día, Angie recibió una llamada de su abuelo de 92 años y su abuela de 85.

Sólo les quedaban meses de vida: él estaba envejeciendo y lentamente su cuerpo se iba marchitando, Ella tenía cáncer em estadio 4 y estaba muy enferma.

Ahora tenían un último deseo: querían reunir a las cuatro generaciones de su familia e ir a la playa por última vez, ver el mar y dar un último abrazo a todos los familiares.

Angi, su novio Toby y los otros familiares no dudaron ni un segundo en cumplir su último deseo.

Rápido lo organizaron para que todos se pudieran ver en Daytona Beach, en Florida, en EEUU, y Angi grabó mientras su sobrina comenzó la reunión cantando ante toda la familia.

Pero había otra sorpresa en espera justo detrás de la espalda de Angi, una sorpresa de su novio, Toby…

Angi había estado devastada sabiendo que sus abuelos maternos probablemente no vivirían lo suficiente para poder estar presente cuando ella se casara.

Toby tenía esperanzas de hacer algo, y ahora cuando toda la familia estaba reunida, vio la oportunidad de pedirle la mano a Angi y al mismo tiempo eso le daría un recuerdo bonito a sus abuelos.

Así que se puso de rodillas… ¡y ella dijo que sí!

”El hecho que pudieron ver este momento de mi vida, y sabiendo que probablemente no podrán ir a mi boda… eso significa mucho para mí”, dice Angi Grippo a Inside Edition.

Pero a pesar de sentirse conmovida por la propuesta de matrimonio, nada era comparable con el momento cuando se giró… y vio lo felices que estaban sus abuelos, sentados allí llorando ante la emotiva escena.

Fue uno de esos momentos que ningún miembro de la familia olvidará.