Un beso de Pinkerton a Cio-Cio-San, los dos protagonistas de la ópera «Madama Butterfly» fue la chispa que encendió una de las más bellas historias de amor del mundo de la ópera: la de la recientemente fallecida Montserrat Caballé y su viudo, Bernabé Martí.
Bernabé Martí -su nombre real era Bernabé Martínez- era, en 1963, año en el que conoció a Montserrat Caballé, un tenor de una prometedora carrera, que cantaba con asiduidad en Francia y Alemania. Había nacido en la localidad zaragozana de Villaroya de la Sierra el 14 de noviembre de 1928, en el seno de una familia campesina numerosa -fue el más joven de seis hermanos-. A los trece años tuvo que dejar de estudiar para trabajar la tierra y, posteriormente, pastorear cabras.
Su historia es similar a la de Julián Gayarre, el eximio tenor navarro, que también fue pastor. A Bernabé Martí le apasionaba la música, e incluso llegó a aprender solfeo. Le encantaba, a la menor ocasión, cantar jotas. Un día le escuchó el párroco de la ermita de la Virgen de la Sierra y se lo llevó a Zaragoza tras convencer a sus padres.
Allí le oyó el maestro de capilla del Pilar, Juan Azagra, que lo acogió en el coro. Tras un año allí estudió en Madrid con José Luis Lloret. En 1953 consiguió una beca de 5.000 pesetas de la Diputación de Zaragoza para estudiar en el Conservatorio de Santa Cecilia de Roma, y amplió su formación en Siena y Milán con Mercedes Llopart -maestra de Alfredo Kraus-. Debutó en 1956 en Zaragoza cantando un recital en las fiestas del Pilar, y dos años más tarde cantaría «La vida breve», de Falla, en el Festival de Granada, junto a Victoria de Los Ángeles. En 1960 debutó en el Liceo barcelonés con la ópera «La cabeza del dragón», de Lamote de Grignon.
Montserrat Caballé le escuchó por vez primera en el teatro Calderón de Barcelona a principios de los años sesenta. Cuando enfermó el tenor que iba a cantar con ella en La Coruña «Madama Butterfly», la soprano se acordó de ese joven cuya voz le había impresionado, y tras algunas dudas por ser una ópera que no conocía, Bernabé Martí aceptó sustituir al tenor previsto.
Durante los ensayos, y para impresionar a Montserrat Caballé, Bernabé Martí besó a la soprano de manera tan inesperada como apasionada. «Bernabé -recordaba la soprano después de que Martí le sorprendiera durante los ensayos con un apasionado beso- no era como los otros que me hacían cumplidos por cosas triviales y luego se ponían a hablar de sus actuaciones. Aquel beso me cogió por sorpresa. Y aunque yo solo lo había visto unas pocas veces, supe que era el hombre de mi vida».
Se casaron el 14 de agosto de 1964 en el monasterio de Santa María de Montserrat, en Barcelona. Durante un tiempo los dos siguieron con sus respectivas carreras, que intentaban hacer coincidir todas las veces que podían. La de Montserrat dio un vuelco el 20 de abril de 1965, cuando sustituyó a Marilyn Horne en «Lucrezia Borgia» en el Carnegie Hall de Nueva York. Bernabé cantaba con asiduidad en Europa y Estados Unidos.
En 1972, Montserrat y Bernabé cantaban «Norma» en París. El tenor se sintió indispuesto, y en Barcelona se descubrió que tenía prácticamente inutilizado el pulmón izquierdo debido a una afección contraída en la infancia. Mejoró gracias al tratamiento pero disminuyó su actividad hasta que en 1985, y a causa de una lesión cardíaca, decidió poner fin definitivamente a su carrera. Ofreció su última actuación en Ripoll (Gerona) y se dedicó desde entonces a acompañar a su mujer y a cuidar de sus dos hijos, Bernabé y Montserrat.
La voz de Bernabé Martí se puede realizó varias grabaciones, entre ellas las óperas «Il pirata» y «Madama Butterfly», la zarzuela «Marina»; un disco de romanzas de zarzuelas y otro de dúos junto a su mujer.
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