Cuando una historia está atravesada por la solidaridad y el amor, no hay tiempo que las borre. Es el caso de Nicanor y Juan Cruz, los dos nenes sanjuaninos que dejaron una huella en la historia y enseñaron cómo se crea un mundo mejor.
Son los niños los que saben de amor puro, son ellos los que crean un mundo más feliz; por lo menos eso es lo que se dice desde hace miles de años y la historia ha demostrado que ese pensamiento no está equivocado. En San Juan, hubo dos nenes que atravesaron el corazón de todo un país. Las historias de Nicanor y Juan Cruz llegaron a cada rincón de la Argentina, a través de los medios nacionales que se hicieron eco de su labor. Estos pequeños lograron superar los obstáculos, que son consecuencias de una sociedad carente, para ayudar al prójimo: a sus amigos, a todos los que conocieron su obra. Nico creó una escuela en el fondo de su casa para que los chicos que más lo necesitan puedan tener educación digna; Juan Cruz abrió un parripollo para recaudar dinero para la familia de su mejor amigo muerto en un accidente de tránsito. De la tragedia y la desidia, al amor incondicional. Las dos historias que sanjuan8.com eligió para homenajear a los grandes héroes de este mundo.
Fundó una escuela, creó conciencias solidarias
Hay gente que sigue preguntando por Nicanor Quinteros en las redes sociales. Es como que todo pasa, menos la huella de la solidaridad. Y aunque en los medios ya dejó de ser primera plana, cada día, como sucedió en aquel mayo pasado cuando se conoció su historia, todavía hay personas que colaboran con la escuelita Patria Unidad, que sigue firme en la casa de Ramona, en el barrio Las Piedritas. Desde varios puntos del país, y desde instituciones como la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, llegan donaciones para Nico y para los chicos que aún asisten a la escuelita.
Este chico de sólo 12 años, no se detiene, ya pasó por cuanto programa de TV lo invitó y conoció lugares emblemáticos como el Congreso de la Nación. Pero para Nico, la historia no terminó. La solidaridad sigue en pie y no hay fecha de vencimiento para eso. Por eso, planea junto a su abuela celebrar el Día del Niño a lo grande. Será el próximo sábado, Dios mediante, y se realizará en la calle Chacabuco (entre calles 8 y 9) de su casa de Pocito. Ramona comentó que lo que necesita son juguetes para regalar. Habrá sorteos y como corresponden los niños sólo quieren jugar. Sin embargo, también habrá chocolate. Para quienes quieran colaborar, Ramona necesita facturas y cosas ricas para acompañar la delicia que ella misma prepara.
Nico se hizo famoso por su idea. Un granito de arena que logró movilizar a más de uno. Fundó la escuela Patria Unidad en el fondo de su casa. Tiene 36 alumnos que asisten de manera regular, que reciben la copa de leche y el almuerzo tres veces por semana, gracias a las donaciones que aún llegan a ese domicilio. Nico espera recibir a más chicos después del chocolate planeado para el próximo sábado, porque la idea no sólo es festejar sino conquistar más almitas para instruir. Mientras tanto, estudia en su propia escuela y le lleva buenas notas a Ramona, quien como el primer día sigue derramando lágrimas de orgullo y admiración por el nene que está colaborando para promover el derecho a la educación.
La muerte de su mejor amigo y la creación del "Parripollo del Cielo"
Juan Cruz Quiroga Dopazo es un nene de 13 años que, en medio de la tristeza por la pérdida de su mejor amigo en un terrible accidente de tránsito en mayo, creó el parripollo "Presidente del Cielo". Su objetivo se gestó con la firme convicción de ayudar a la familia de su compañero de secundaria, porque se quedó sin recursos por los gastos afrontados. Este chico, que camina hacia la adolescencia, enseñó con su historia a todo el país sobre el valor de la solidaridad, la empatía y el desinterés de una acción y generó la admiración de todos.
Juan Cruz recibió a sanjuan8.com a tres meses de la trágica partida de su amigo Tobías y, en medio del recuerdo, reconoció que este Día del Niño será diferente. "Estoy feliz porque es mi día, pero triste porque ya no está mi gran amigo junto a mí".
Tiene 13 años, pero su inocente mirada y sus ocurrentes respuestas dejan a cualquier adulto con la boca abierta. "Vivo la solidaridad como la vivía Tobías. En la primaria ayudaba a quienes no entendían los problemas", recuerda con la voz quebrada y los ojos iluminados por las lágrimas que asoman de a poco. Juan Cruz es aún un niño que no deja de enseñar con sus palabras y sus acciones. A Juan Cruz le gusta jugar a la pelota y a la "pilladita". En este Día del Niño, desearía que su amigo esté aquí y sueña que todos los niños ayuden a quienes lo necesitan como lo hacía su compañero de travesuras, relató.
Sobre esta acción solidaria, la reconocida experta en psicología infantil, Constanza Galina Andrioli, que visitó San Juan meses atrás, cuando se puso al tanto de la historia, reflexionó sobre uno de los hechos que conmovió a la sociedad sanjuanina y que recorrió parte del país. "La acción de vender pollos para ayudar a la economía de la familia de su amigo hace que justamente Tobías siga viviendo en él y en su mamá", explicó la profesional, quien además remarcó que este pequeño, que ya transita los pasos hacia la adolescencia, "va a marcar la diferencia" y brindará consuelo a todo su entorno.
"Estos hechos sirven para darnos cuenta de lo que es capaz un niño. Cuando aparecen estas historias que traen luz se recupera la esperanza y este ejemplo sirve inclusive para hablar en las escuelas como ejemplo de bondad y de solidaridad", dijo Constanza. "Estos niños maravillosos muestran que los varones también pueden ser sensibles y que son capaces de construir una propuesta que nos llena de esperanza y resiliencia a todos".
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