La baronesa Karen von Blixen-Finecke, transformó su existencia de noble danesa en la de una granjera de Kenia. Recorrió el África oriental y tradujo esas vivencias en una sólida obra narrativa bajo el seudónimo de Isaak Dinesen. Esta mujer fue capaz de abandonar su acomodada posición para encontrar su lugar en el mundo superando fronteras, prejuicios y distancias. Conoce la vida apasionada de esta mujer.
Sin duda alguna la escritora danesa Karen Blixen ha sido quien más ha contribuido a popularizar Kenia en todo el mundo. A través de su celebérrimo libro Memorias de África, firmado con el seudónimo de Isak Dinesen, cuenta la experiencia de 17 años en el país africano al frente de una plantación de café en las colinas de Ngong a pocos kilómetros al norte de Nairobi, y que luego fue llevado con gran éxito al cine.
Nacida en 1885 en Rungstelund frente al estrecho de Oresund al norte de Copenhague, se casó con su primo sueco el barón Von Blixen-Finecke y viajó a Kenia donde se estableció en una granja e intento cultivar café aunque sin éxito. Se separó de su marido tras ocho años de matrimonio y siguió en la plantación hasta 1930 que volvió a Dinamarca a la muerte, en un accidente de avioneta, de su amante el cazador Denys Finch-Hutton.
Tras algunos aislados e infructuosos intentos en sus años jóvenes de abrirse camino como pintora y escritora, Karen Dinesen (este fue su apellido de soltera) en 1912 se comprometió en matrimonio con el barón sueco Bror von Blixen-Finecke y un año más tarde embarcó rumbo a África para casarse con él y establecerse en una plantación de café en Kenya. Pocos años más tarde, sin embargo, le quedó claro que su matrimonio había sido una equivocación y Karen volvió a refugiarse en sus sueños de artista.
Los años que Karen vive en África son años decisivos para la historia de aquel país, y su testimonio y vivencias se vuelven claves para entender la transición dramática que se vivió en aquella región entre una época, la Victoriana, y su sucesora y antagónica, la época de entreguerras. La Primera Guerra Mundial, las luchas tribales entre kikuyus y somalíes, los guerreros masai o “masai-morani”, que fueron apartados en un principio de la gran guerra por ser considerados extremadamente violentos, el transporte de víveres y el riesgo de pasar de una frontera a otra, de la inglesa a la alemana, para poder llevar suministros a los soldados, los primeros safaris cuando matar un gran animal no era tan solo matar por matar, (Karen sentirá profundamente y se quejará de los “nuevos colonos” que empiezan a esquilmar las poblaciones de búfalos y leones por el solo gusto de matar), los primeros aeroplanos, los cafetales, la granja, los bueyes.
En África también conoció al inglés Denys Finch Hatton que, tanto desde el punto de vista sentimental como intelectual, tendría una influencia crucial en el desarrollo de Karen Blixen como persona y como artista. Cuando, a finales de los anos veinte, el mundo que rodeaba a la escritora se desmoronó junto con la economía de la plantación y la muerte de Finch Hatton, ella, muy contra de su voluntad, se vio obligada a regresar a su casa natal en Rungsted, Dinamarca.
En los últimos años que pasó en la plantación había logrado terminar alguno de sus fantásticos cuentos y ya en Dinamarca continuó escribiendo. Animada por el importante éxito logrado primero en América y después en Inglaterra, Karen Blixen, a pesar de su mala salud, ahora trabaja en la versión de Siete cuentos góticos en su lengua materna, redactados originalmente en inglés. A este libro le siguen Lejos de África y Cuentos de invierno.
Después de la publicación de esta última obra transcurrirían quince años sin que Karen Blixen publicase otro libro de relatos de cierta envergadura, pero en 1944 sale la novela de intriga “Vengadoras angelicales” bajo el pseudónimo de Pierre Andrézel y en 1952 El banquete de Babette y El tercer cuento del cardenal.
En 1952 Karen Blixen consiguió realizar uno de sus mayores sueños: visitar los Estados Unidos, el país en el que triunfó como escritora. El interés que suscitó su visita y el encuentro con los americanos alumbraron sus últimos años, también ocupados por la creación de la Fundación Rungstedlund. Esta institución se estableció para crear en la propiedad familiar una reserva de aves y para que el edificio principal de la finca se destinara a fines culturales y científicos cuando la escritora ya no estaría, y es así como lleva funcionando desde el fallecimiento de la escritora en 1962. Además, en 1991, se pudo inaugurar en las mismas dependencias el Museo Karen Blixen de donde procede la presente exposición.
Tras la ruina económica y sentimental se dedicó principalmente a escribir y a cuidar de su casa familiar donde moriría en el año 1962. Hoy en día su casa museo es visita obligada en Nairobi. Situada a unos 40 km lo mejor es ir en taxi, previo serio regateo y posterior pago de una cantidad cercana a los 10 dólares. El área, llamada Blixen en honor de su más famosa moradora, recuerda Inglaterra, con amplios y cuidados jardines.
Karen Blixen, que firma estas memorias con el seudónimo de Isak Dinesen, pasa 13 años de su vida (1913-1931) en África después de contraer matrimonio con el Barón Bror von Blixen-Finecke, hermano del que había sido su amante Barón Hans von Blixen-Finecke.
A lo largo de estos 13 años y arropada por las largas temporadas que a de pasar sola en su granja de Kenia, la baronesa comienza a escribir todo lo que allí ocurre, en su granja y en su entorno, a ella y a sus amigos y a sus vecinos los nativos africanos, y cuando finalmente todo llega a su fin, reúne y pone en orden estos papeles dando lugar al sorprendente libro “Out of África” (Memorias de África).
A veces uno tiene la sensación de leer una novela de ficción y no unas memorias que transcurrieron en una época y en unos años determinados, tan extraordinarias son las historias que la danesa narra y tan asombrosa la gente que comparte vida con ella en tierras africanas, con personas que existieron de verdad y que fueron pieza clave en la historia de aquel país, muchos de los cuales aparecen en los libros de historia precisamente por su importancia clave en los acontecimientos políticos y culturales de la época.
Dejo a modo de punto y final una cita que describe la relación maravillosa, no siempre fácil, de la danesa con las gentes del país, una relación de amor y respeto profundo y mutuo
“[los nativos] viven en buenas relaciones con el tiempo y el plan de engañarlo o matarlo no se les ocurriría nunca.{...}si le encargas a un kikuyu que te guarde el caballo mientras vas a hacer una visita, puedes ver en su expresión que espera que tardes lo más posible. No intenta pasar el tiempo, sino que se sienta y vive”.
Karen Blixen procedía de dos familias burguesas acomodadas de la alta nobleza danesa, y su entorno familiar desempeñó un papel decisivo tanto en su vida como en su obra. Esta mujer, definitivamente, resignificó al mundo y la literatura como un lugar algo mejor donde buscar, explorar y vivir, que las estrechas fronteras de nuestros días.
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