Kim y Krickitt están casados hace 18 años y su historia de familia es tan increíble que llegó a Hollywood para dar vida a un guión de cine. ¿El mérito para ello? Algo que a los protagonistas no les sorprende: cumplir la promesa hecha en el altar y demostrar que el amor es mucho más que cosquillas en la guata; es un acto de voluntad supremo.
No es simplemente otra película romántica. El filme llamado “Votos de amor” fue estrenado hace algún tiempo en nuestro país y tuvo casi el mismo éxito que en Estados Unidos. Dos enamorados, que recién comienzan su vida de casados, sufren un brutal accidente de tránsito que pone a la joven Paige en un coma, del que despierta meses después sin recordar a su marido, Leo.
Él hará todo lo que está en sus manos para tratar que Paige recuerde lo que había entre ambos y así recuperar a su esposa. Es cierto que con actores taquilleros como Rachel Mcadams y Channing Tatum, y una dinámica historia de amor, la fórmula del éxito no podía fallar. Sin embargo, lo que más llama la atención sobre esta película es algo que muy pocos saben: que está basada en hechos reales. Y definitivamente, aquí la realidad le gana a la ficción.
En 1992 Kim era entrenador universitario de baseball en Nueva México cuando llamó a una tienda en California para encargar una chaqueta para su equipo. Krickitt era la representante encargada de la venta. Como verdadero guión de película comenzaron a hablar por teléfono varias veces a la semana y se dieron cuenta de las muchas cosas que tenían en común, entre ellas su fe cristiana. Finalmente, se conocieron en 1993 y se casaron en pocos meses.
Sólo 10 semanas después del matrimonio, su tranquila vida cambió completamente. Ese fin de semana de noviembre, Kim y Krickitt Carpenter iban manejando desde su casa en Las Vegas a Phoenix para visitar a los padres de Krickitt en el día de Acción de Gracias. Un camión los chocó por detrás, haciendo rodar el auto más de 100 metros. Cuando Kim despertó, el techo había desaparecido y Krickitt estaba inconsciente atrapada adentro del auto. Gracias a la ayuda de bomberos, fue trasladada en helicóptero al hospital, donde estuvo en coma por cuatro meses. Kim nunca dejó de estar a su lado.
Cuando por fin despertó, Krickitt no recordaba nada. Las heridas que tuvo en la cabeza fueron tan graves, que al principio no se acordaba ni siquiera de las cosas que estaban guardadas en su memoria de largo plazo, cómo vestirse, lavarse los dientes o cómo caminar. Pero luego de una intensiva terapia logró recuperarlas.
Sin embargo, su memoria a corto plazo fue dañada para siempre. Desde el día del accidente hasta hoy han pasado 18 años y Krickitt todavía no recuerda lo que vivió en los dos años anteriores al choque. Las enfermeras le contaban sobre su cariñoso marido, que nunca dejó la pieza del hospital y ella con total desconcierto decía: “pero si no estoy casada”.
En una entrevista en el programa Today Show, Kim cuenta que para él fue devastador darse cuenta de que no lo reconocía, pero trató de no darle mucha importancia, ya que estaba agradecido de que su esposa había sobrevivido. Decidió dedicarse a su trabajo como entrenador de baseball, pero se prometió a sí mismo que nunca la dejaría, hasta que Krickitt tuviera la conciencia de mirarlo a los ojos y decirle que se había acabado. “Hasta entonces, no iba a renunciar a ella”, asegura Kim
Su determinación de rehabilitar a su esposa, que había sido una talentosa gimnasta, no fue bien recibida por ella, quien luego del accidente había tenido unos cambios de personalidad que la hacían enojarse, ser impaciente y a veces agresiva. Krickitt le decía constantemente que no lo conocía y que volviera a su propia vida.
En los inicios fue muy difícil para ambos. Krickitt se fue a vivir a la casa de sus padres y Kim la visitaba regularmente, tratando de hacerla recordar. Luego de seis meses, Kim invitó a Krickitt a que lo visitara en Nueva México. Para él fue como reencontrarse con su mejor amiga. “Cuando desperté del coma, no me acordaba de este increíble romance que supuestamente tuvimos. Mis padres me contaron que estaba casada con este hombre, entonces me di cuenta de que lo debía haber amado mucho. Pero no tenía ningún sentimiento hacia él”, cuenta Krickitt.
Sin embargo, abandonar a Kim, tampoco era una opción para ella: “Yo había hecho mis votos -en frente de él, mi familia y amigos- de estar juntos en las buenas y en las malas, en la salud y enfermedad. Decidí que tenía que aprender a amarlo de nuevo, por mucho tiempo que me tomara o por muy difícil que fuera”, dice con confianza.
Después de un tiempo juntos, decidieron que en vez de que Krickitt tratara de recordar antiguos momentos, tenían que crear nuevos recuerdos juntos, para volver a formar un vínculo emocional verdadero. Los Carpenters comenzaron su relación desde el inicio, Kim la invitaba a románticas citas, iban al cine, jugaban bowling y paseaban de la mano por la playa.
“Al principio no fue ese amor adolescente donde tienes mariposas en el estómago o que te salta el corazón al verlo. No me quedé con Kim basándome en sentimientos, sino que tomé la decisión de amarlo, basada en la promesa que le había hecho a Dios y a mi marido. Elegí amarlo y obviamente hoy, después de todo lo que ha pasado, lo quiero más que nunca”, cuenta Krickitt.
Juntos decidieron mantener su matrimonio a punta de voluntad, reconociendo que la vida presenta muchos desafíos, pero hay que perseverar y mantener el compromiso. Finalmente, tres años después del accidente, Kim le propuso matrimonio nuevamente a Krickitt y renovaron sus votos en una ceremonia frente a sus familias, amigos y los médicos del hospital donde estuvo internada.
En la misma entrevista del Today Show, le preguntaron a Kim porqué no se había dado por vencido después de los muchos rechazos de Krickitt. Él respondió: “Vivimos en una sociedad donde las promesas y compromisos se rompen constantemente. Antes hasta que la muerte los separe realmente significaba hasta la muerte de tu alma gemela, hoy es la muerte del matrimonio como institución, algo que la sociedad ha aceptado. Y yo decidí mantener mi promesa, hecha ante Dios y mi esposa”.
Hoy los Carpenters se sienten bendecidos. Tienen dos hijos, Danny de 11 y Lee Ann de 8 años. Y concuerdan en que su relación está muy fortalecida por todo lo que vivieron. Juntos escribieron un libro llamado “The Vow” (El Voto) donde está basada la película que los hizo conocidos. Aseguran que es difícil acostumbrarse a ver su historia en la pantalla grande. Les parece raro que muestren los hechos como una gran historia de amor, cuando para ellos fue mantener una promesa que hicieron el día de su matrimonio. “Es divertido que llame tanto la atención la historia de un hombre y una mujer que simplemente cumplieron con lo que prometieron, seguir juntos hasta el final. Eso dice mucho del mundo donde vivimos”, dicen ambos.
Pero les emociona que quizás otras personas se sientan representadas con su historia y les den fuerzas para continuar su matrimonio. De hecho, hace un tiempo, un guardia de seguridad se le acercó a Kim con lágrimas y le dijo: “Señor Carpenter, quiero que sepa que vi la película y me cambió, cuando vaya a casa voy a tratar de solucionar los problemas con mi señora”.HF
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