Ocurrió en los EE.UU. y la protagonista del noble gesto tiene 22 años. La pequeña tiene una rara patología.
Los papás de Talia Rosko nunca pensaron que de la mano de la joven niñera de 22 años, Kiersten Milles, llegaría algo más que cuidado para su pequeña bebé que padece una rara patología en el hígado.
El amor que, en menos de un año, desarrollo Kiersten por Talia fue tal que la joven, sin dudarlo, decidió donarle parte de un órgano para que la beba pudiera seguir viviendo.
Según publica el diario Washigton Post, que entrevistó a la niñera heroína, Talia tenía 16 meses cuando los médicos le dijeron a sus papás que era necesario un trasplante a raíz de la enfermedad con la que había nacido, llamada atresia biliar que provoca la acumulación de bilis en el hígado y que puede llevar a la muerte por lo que la bebé debía recibir un nuevo órgano antes de cumplir los dos años.
El dolor invadió a toda la familia y fue Kiersten quien comenzó a investigar si podía ser donante de la pequeña Talia. "Siendo un bebé que ni siquiera podía pedir ayuda, nunca lo vi como un gran sacrifico. Y menos aún pensando que este gesto podía salvarle la vida", reconoció la joven niñera al medio norteamericano.
Una vez que supo que podía ser la persona que ayudara a la bebé decidió hablarlo con sus empleadores, George y Farra Rosko, para ofrecerse como donante. La noticia impactó al matrimonio. "No sabía que fuera tan generosa. Ella es un ángel en la Tierra. Sé que suena tonto, pero realmente lo es", dijo Farra al Huffington Post.
Tras los exámenes de rutina, en enero llegó el día de la operación en la que Kiersten pudo ayudar a la pequeña Talia a que continúe su vida de una manera sana y plena.
Por suerte, el cuerpo de la bebé no rechazó el órgano y evoluciona favorablemente. Incluso ya se reencontró con la joven que, además de ser su niñera, pasó a ser su heroína.
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