La pareja Norma y Gordon Yeaguer ( ella de 90 años, él de 94) se hizo conocida a nivel mundial. No por su edad ni por el hecho de haber cumplido ya 72 años de matrimonio.
Desgraciadamente lo que hizo que los ojos de todo el planeta repararan en ellos fue su muerte. Una muerte muy particular.
Los Yeaguer fallecieron en la unidad de cuidados intensivos del hospital en distintas camas pero unidos por un puente natural: Sus manos.
Los ancianos sufrieron un accidente automovilístico en octubre de 2011 cuando regresaban a casa en su vehículo. Ambos quedaron gravemente heridos y fueron hospitalizados.
Aunque los dos yacían en camas separadas se tomaron de la mano desde el primer momento y no se soltaron desde entonces, ni siquiera cuando las cosas empeoraron y el triste desenlace parecía inevitable.
El miércoles 12 de Octubre de 2011, pese al esfuerzo de los médicos, la respiración Gordon se detuvo cuando el reloj marcaba las 3.38 horas. Él estaba rodeado por su familia y su mano aún era sostenida por la de su esposa inconsciente.
Las enfermeras, sin embargo, no se atrevieron a diagnosticar de forma concluyente su fallecimiento porque al momento de verificar sus signos vitales, descubrieron que el monitor de su ritmo cardíaco aún seguía registrando señal.
Los expertos creen que la explicación está en el contacto con la mano de su mujer.
Exactamente una hora después, Norma, que aún sostenía la mano de Gordon también falleció. Para la familia, más que un pesar, fue un alivio que ambos pudieran abandonar este mundo juntos.
“Siempre estaban juntos” -recordaba el hijo- nunca dejaron de estarlo desde que se casaron en mayo de 1939. Mi padre siempre decía “no puedo irme, tengo que quedarme aquí con ella”. Y mi madre decía exactamente lo mismo. Creían en el matrimonio hasta el último día”.
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