La biografía de Jane Austen está llena de puntos oscuros. Es decir, lo que sabemos de ella es, en realidad, muy poco. Era una chica de familia más o menos acomodada (pero tampoco rica), hija más joven de un pastor y su esposa y bastante bien educada (lo que no era habitual). Escribía y toda su familia lo sabía y vivió en la campiña inglesa y en Bath. Murió bastante joven por una enfermedad fulminante y nunca se casó. Sobre su vida amorosa sabemos incluso menos, aunque sí es cierto que sabemos que estuvo prometida una noche (y ella misma rompió el compromiso) con el hermano de unas de sus amigas y que nunca tuvo en realidad una relación formal, como ocurrió con su hermana Cassandra (que se iba a casar y estaba preparando su ajuar cuando su prometido y enamorado falleció).
De lo más íntimo que Jane Austen escribió ha llegado hasta nosotros muy poco. Cassandra Austen, su hermana y confidente, quemó y censuró una parte importante de la correspondencia entre las hermanas. De las cartas a sus hermanos, no conservamos nada. Frank Austen las guardaba como oro en paño, pero su hija las quemó tras el fallecimiento de su padre (quizás pensaba que no eran importantes…).
Pero Austen estuvo – o eso podemos deducir de algunas cosas – enamorada, al menos en un par de ocasiones. Está un amor adulto con un hombre al que conoció en unas vacaciones en el mar y que es, según explica su sobrino James Edward Austen -Leight en sus Recuerdos de Jane Austen el único del que Jane Austen “se enamoró alguna vez“. El hombre misterioso pidió permiso para volver a ver a Jane, según explicaba Cassandra a Caroline Austen (la hermana de James Edward) tras la muerte de la escritora, pero nunca pudieron volver a encontrarse porque él falleció de forma repentina.
Y está Thomas Lefroy, su historia de juventud y que el cine (con La joven Jane Austen ) ayudó a popularizar. Pero poco se sabe, en realidad, a ciencia cierta sobre esa relación. Los Lefroy eran vecinos de los Austen en la campiña inglesa y Jane conoció a uno de sus parientes, Thomas Lefroy, en casa de su tía, buena amiga de los Austen. Thomas Lefroy era uno de los hijos de la rama irlandesa de la familia. No tenía un duro y estaba siendo educado gracias a la benevolencia de uno de sus tíos (acaudalados). Lefroy aparece mencionado en la correspondencia que se conserva de Jane (y que en España ha sido publicada al completo en Cartas de dÉpoca, de donde sacamos los fragmentos reseñados) de sus años de juventud en términos que indican cercanía y proximidad.
“En primer lugar espero que vivas veintitrés años más. Ayer fue el cumpleaños del señor Tom Lefroy, así que tenéis casi la misma edad“, escribe el 10 de enero de 1796 en la carta que felicita el cumpleaños a su hermana Cassandra, antes de narrarle un baile al que ha acudido. Y poco después añade: “Me regañas tan duramente en la larga y agradable carta que acabo de recibir, que casi tengo miedo de decirte cómo nos comportamos mi amigo irlandés y yo. Imagina las cosas más libertinas y escandalosas en la manera de bailar y de sentarnos uno junto al otro. Sin embargo, puedo exponerme solo una vez más, porque se marcha inmediatamente del país después del viernes próximo”. Y Jane continúa luego hablando del ‘amigo irlandés’ en estos términos “un joven muy galante, apuesto y agradable”. En la siguiente carta bromea con la partida de Lefroy y las “lágrimas” que brotarán “ante tan melancólico pensamiento”.
Y en las cartas siguientes que conservamos toda mención al amigo irlandés desaparece, a pesar de que Jane Austen parece tan emocionada ante él (no sabemos qué ocurre en las cartas que no podemos leer y quizás nos hemos perdido un montón de reflexiones y sueños de boda en las cartas que Cassandra redujo a cenizas). En noviembre de 1796, Jane Austen está en casa de la tía de Tom, la señora Lefroy, que no habló de su sobrino ante su potencial enamorada… pero ella consiguió saberlo todo sobre él. “No mencionó ni una sola vez el nombre del primero ante mí, y yo fui demasiado orgullosa para hacer preguntas; pero cuando mi padre le preguón – luego – dónde estaba, me enteré de que había regresado a Londres de camino a Irlanda, donde obtuvo su titulación y piensa establecerse como abogado”.
En esa misma carta podemos ver como la relación está condenada a enfriarse, porque en una carta de Lefroy que Jane pudo leer escribe que siente mucho “la enfermedad de la señora Austen. Me daría un placer especial tener la oportunidad de profundizar mi relación con esta familia, con la esperanza de crear un interés similar hacia mí. Pero de momento no puedo permitirme ninguna expectativa sobre ello”.
Ni Jane Austen ni su familia tenían fortuna, como ocurría con Lefroy, por lo que su matrimonio no era recomendable. Ante esas declaraciones, Jane escribe a Cassandra que está “muy satisfecha” porque todo es “bastante racional”. “Hay menos amor y más sentido común en él del que había mostrado anteriormente”. Jane Austen espera que al no verse “todo seguirá adelante extremadamente bien y desaparecerá de una forma muy razonable”.
Lefroy se casaría en 1799 con Mary Paul y tendrían muchos hijos juntos. Su primera hija se llamaba Jane, aunque pensar que esto era un homenaje a ese primer – e imposible – amor es mucho pensar (la suegra de Lefroy se llamaba Jane también).
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